sábado, 10 de noviembre de 2012

Historia de las calles 4: Calle Mayor, Plaza Mayor y Plaza de la Villa

Placa de Azulejos indicador
de la Calle Mayor

CALLE MAYOR 

Desde la Puerta del Sol a la Cuesta de la Vega, la calle Mayor ha tenido varias denominaciones. En el plano de Texeira (1656) aparece con cuatro nombres: Mayor, de Sol a las plazas de San Miguel y de Comandante las Morenas; Guadalajara, hasta Milaneses: Platerías, de Milaneses a la plaza de la Villa, y Almudena, hasta la desaparecida iglesia de Santa María, frente a Capitanía General. 
La calle Mayor sigue conservando la importancia que ya tuvo durante la época medieval y que se agrandó al ser declarada Madrid capital de España. Recorrerla es ir reconociendo, siglo a siglo, todas las edades de la ciudad.
Vista del Istituto Italiano di Cultura en la Calle Mayor 86 (©vizuete)


En Mayor estaban agrupados desde antiguo los establecimiento del mismo ramo: los joyeros ocupaban el principio de la calle, acera de la izquierda, hasta su confluencia con la de Siete de Julio; los pañeros en la de enfrente, hasta Coloreros; los manguiteros entre Coloreros y Bordadores, los sederos entre Bordadores y la plaza del Comandante las Morenas, y los últimos, los roperos, frente a los del gremio anterior. Todas las calles aledañas, como su nombre indica, también tenían su especialización: Esparteros, Coloreros, Bordadores... Hoy, otros dos tipos de tiendas —ya las podemos considerar tradicionales— dan una especial fisonomía a esta zona: las de "efectos militares" y las de ornamentos de iglesia.


Grabado del Convento de San Felipe
Cartel de La Mallorquina en la
esquina de Mayor y Sol
Mucho ha cambiado el aspecto de la calle. Comenzaba en otros tiempos con el convento de San Felipe el Real,  famoso por sus covachuelas habilitadas para la venta de todo tipo de fruslerías. Y más aún por la lonja sobre las covachuelas y las gradas de acceso, el renombrado "Mentidero de la Villa", lugar donde se conocían las noticias antes de producirse. En su solar, entre las calles de Correos y Esparteros, construyó el maragato Santiago Alonso Cordero, gracias a un premio de lotería, la llamada casa del Cordero. A finales del XIX se abre la pastelería La Mallorquina.

En la otra acera se levantaba el magnífico palacio de Oñate, de igual manera abatido por la piqueta (su portada, de Rivera, se volvió a montar en la Casa de Velázquez, en la Ciudad Universitaria). Allí residía el conde de Villamediana, cuyo misterioso asesinato dio pie a miles de rumores y comentarios: amoríos reales, altas razones de Estado, complicidad del rey Felipe IV... Y frente al palacio, lugar donde los pintores exponían sus cuadros al paso de las procesiones del Corpus, mostró Murillo su famosa Inmaculada Concepción. 
Palacio de Oñate

La calle de San Felipe Neri nos recuerda el desaparecido oratorio dedicado a este santo. Y la plaza de San Miguel, de igual manera, a la antigua parroquia de San Miguel de los Octoes, demolida en 1809. De allí pasaron algunos de sus cuadros e imágenes a la iglesia de San Justo y luego a la nuestra de Maravillas. 
En este mismo ensanchamiento que forman las plazas de San Miguel y del Comandante las Morenas, estaba la puerta de Guadalajara, la más importante del Madrid medieval, que se abría en el segundo cerco amurallado que tuvo la ciudad, el practicado por los cristianos tras la conquista. 
En el número 61 se conserva la casa que perteneció a don Pedro Calderón de la Barca, estrechísima y muy característica de la época, dada la falta de suelo para edificar que padeció Madrid. Muy cerca tiene una calle dedicada, abierta en el solar dejado por el convento de la Salutación de Ntra. Señora, vulgarmente llamado de las monjas de Constantinopla, del que era capellán. 

Vista del antiguo Ayuntamiento desde la calle Mayor (©Vizuete)

Frente a la plaza de la Villa se erguía la iglesia de San Salvador. En su atrio se celebraban las primeras reuniones del Concejo. La Casa de la Villa, con proyecto de Juan Gómez de Mora, no estuvo terminada hasta el año 1696. Y al lado del Ayuntamiento se encuentra el palacio de Camarasa, que alberga dependencias municipales.


El 31 de mayo de 1906 Alfonso XIII contraía matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg. Cuando la comitiva se disponía a salir de la calle Mayor, el anarquista Mateo Morral, desde el número 88, arroja una bomba camuflada en un ramo de flores. La pareja real resulta ilesa pero la explosión provoca una masacre alrededor de la carroza.


ATENTADO BODA ALFONSO XIII:

El 31 de mayo de 1906, murieron en Madrid 28 personas en la calle Mayor por la bomba que lanzó un anarquista contra la carroza de Alfonso XIII. Este atentado contra Alfonso XIII tiene el triste honor de ser el, por el número de muertos, el tercer hecho más trágico de la historia de Madrid. Ese día iba a ser una jornada de alegría y fiesta, ya que en la iglesia de los Jerónimos se iba a celebrar la boda del rey con la princesa Victoria Eugenia de Battemberg. Madrid estaba engalanada para la ocasión y los madrileños se echaron a las calles para ver a la joven pareja.

EL TERRORISTA: MATEO MORRAL

Sabadell, 1880 - Torrejón de Ardoz, 1906) fue un anarquista catalán. Nació en el seno de una familia rica de Sabadell, con buen nivel de conocimiento, hablaba tres idiomas, viajó a toda Europa y en uno de sus viajes a Alemania se hizo anarquista. A la vuelta del viaje, rompió con su padre le pidió la legítima (unos 30.000 € de 2007) y decidió abandonar el negocio textil familiar, comenzando a trabajar con el anarquista Francisco Ferrer Guardia como bibliotecario, período durante el que sería autor de algunos breves textos, como "Pensamientos Revolucionarios de Nicolás Estébanez". Ferrer Guardia, un masón libertario y anticlerical que había fundado en la Ciudad Condal la "Escuela Moderna", centro de enseñanza racionalista y anarquista donde Morral encontró empleo, aunque este centro de enseñanza fue un auténtico forjador de anarquistas, Pedro Mateo Morral, ya era entonces un anarquista de convicción, quería matar a Alfonso XIII el día de su boda....
Tenía 26 años cuando se suicidó, después de matar al guarda rural que lo había detenido.
Imagen del atentado
En mayo de 1906, Mateo Morral viajó a Madrid para preparar el atentado contra el Rey. La bomba, tipo Orsini como la del atentado del Liceo, de fabricación casera estaba oculta en un ramo de flores que arrojó desde el balcón de la pensión en la que se hospedaba, tercer piso del número 88 de la calle Mayor. Lanzada contra la carroza real al paso de la comitiva, estalló entre la multitud que estaba observando la comitiva. Los reyes salieron ilesos, pero 28 personas murieron y más de 100 fueron heridas.





Primeros instantes después del atentado

Una vez finalizado el acto religioso en la iglesia de San Jerónimo, la larga comitiva emprende su lento camino hacia Palacio; el intervalo de paso del cortejo supera la hora y media. Son las dos y veinte de la tarde cuando la carroza que transporta a la pareja pasa bajo el balcón, donde Morral, permanece expectante. Pasa completamente desapercibido, es uno más entre los miles de españoles que aplauden con entusiasmo el paso de la comitiva. La bella Reina de España saluda sonriente a la multitud; tenía fama de ser "la Princesa más bella de Europa". El coche real se detiene unos instantes justo en el portal del número 88 de la calle Mayor. Es la ocasión que esperaba Mateo Morral quien, decidido, lanza a la calle un espléndido ramo entre cuyas pálidas rosas ha ocultado la bomba Orsini, esta cae cerca de la carroza de los novios....y la escena es indescriptible, el gentío, antes feliz, huye despavorido presa del pánico. La confusión es enorme y Mateo Morral sale del portal y se pierde entre la muchedumbre, con la ayuda de José Naskens, director de "El Motín", un periódico que se caracteriza por sus furibundos ataques a la monarquía y la iglesia. Se traslada a Torrejón de Ardoz desde donde tiene organizado su regreso en tren a Barcelona; pero el 2 de junio fue reconocido por varias personas en un ventorrillo, cercano a Torrejón de Ardoz, donde se detuvo para comer. Estas personas avisaron a un guarda jurado particular de campo, Fructuoso Vega, que le conminó a seguirle. Se entregó pacíficamente, pero cuando era conducido por el guarda al cuartelillo de Torrejón de Ardoz, Morral le mató de un tiro y se suicidó a continuación de un disparo en el pecho.



Mateo Morral había evitado que el garrote vil o en el paredón hubieran acabado con su vida, que ése será el final de su maestro y amigo Ferrer Guardia, cuando sea fusilado, el 13 de octubre de 1909, por su implicación en los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona.

En el posterior juicio José Nakens, Francisco Ferrer Guardia y otros anarquistas fueron condenados por conspiración y un año después fueron indultados.
Monumento a las víctimas original






Mucho más bonito y espectacular que el actual, pero el paso de la segunda república acabó con este monumento a las victimas del atentado anarquista.





Este monumento, realizado a iniciativa de la duquesa de la Conquista por el escultor Algueró, siguiendo un proyecto del arquitecto Enrique María Repullés y Vargas, estaba formado por tres columnas agrupadas que representaban al pueblo, el ejército y la aristocracia. En las aristas formadas por las intersecciones de las columnas, las tres clases ascendían simbolizadas por guirnaldas de flores hasta los pies de la imagen de la Virgen del Amor Hermoso, que representaba el día en que ocurrió el atentado.

Monumento actual a los caídos en el atentado (©Vizuete)
Fuente:http://www.fdomingor.jazztel.es/atentado%20alfonso%20xiii.html

Placa de azulejos indicador de
la Plaza Mayor

PLAZA MAYOR


Los orígenes de la plaza se remontan al siglo XVI, cuando en la confluencia de los caminos (hoy en día calles) de Toledo y Atocha, a las afueras de la villa medieval, se celebraba en este sitio, conocido como «plaza del Arrabal», el mercado principal de la villa, construyéndose en esta época una primera casa porticada, o lonja, para regular el comercio en la plaza.




Vista panorámica de la Plaza Mayor (©Vizuete)


Grabado de la Casa de la Panadería

En 1580, tras haber trasladado la corte a Madrid en 1561, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera, comenzándose el derribo de las «casas de manzanas» de la antigua plaza ese mismo año. La construcción del primer edificio de la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego Sillero, en el solar de la antigua lonja. En 1617, Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619.

Antiguo grabado de la Plaza Mayor de Madrid
La plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en su historia, el primero de ellos en 1631, encargándose el mismo Juan Gómez de Mora de las obras de reconstrucción. El segundo de los incendios ocurrió en 1670 siendo el arquitecto Tomás Román el encargado de la reconstrucción. El último de los incendios, que arrasó un tercio de la plaza, tuvo lugar en 1790, dirigiendo las labores de extinción Sabatini. Se encargó la reconstrucción a Juan de Villanueva, que rebajó la altura del caserío que rodea la plaza de cinco a tres plantas y cerró las esquinas habilitando grandes arcadas para su acceso. Las obras de reconstrucción se prolongarían hasta 1854, continuándolas, tras la muerte de Villanueva, sus discípulos Antonio López Aguado y Custodio Moreno.

Estatua ecuestre de Felipe III (©Vizuete)
En 1848, se colocó la estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la plaza, obra de Juan de Bolonia y Pietro Taccaque data de 1616.

En 1880, se restauró la Casa de la Panadería, encargándose Joaquín María de la Vega del proyecto. En 1921 se reformó el caserío, trabajo a cargo de Oriol. En 1935 se realizó otra reforma, llevada a cabo por Fernando García de Mercadal. Y en los años 60 se acometió una restauración general, que la cerró al tráfico rodado y habilitó un aparcamiento subterráneo bajo la plaza. La última de las actuaciones en la plaza Mayor, llevada a cabo en 1992, consistió en la decoración mural, obra de Carlos Franco, de la Casa de la Panadería, que representa personajes mitológicos como la diosa Cibeles.

El nombre de la plaza

El nombre de la plaza ha variado a lo largo de la historia, del primigenio nombre de «plaza del Arrabal» pasó a llamarse «plaza Mayor».
Estado actual de los murales de la Casa de la Panadería (©Vizuete)

Se llamó «plaza del Arrabal» cuando, de estar fuera del recinto amurallado medieval, pasó a constituir el centro de los nuevos barrios conformados por el ensanchamiento de la villa hacia el este durante el reinado de Juan II de Castilla, llamados «el Arrabal».

En 1812, cumpliendo el decreto que disponía que todas la plazas mayores de España pasasen a llamarse «plaza de la Constitución», cambió de nombre, pero solo duraría hasta 1814, año en que pasó a llamarse «plaza Real». Recuperó el nombre de «plaza de la Constitución» en los períodos de 1820 a 1823, de 1833 a 1835 y de 1840 a 1843.

En 1873, cambió su nombre por el de «plaza de la República», y otra vez a «Plaza de la Constitución» desde la Restauración de Alfonso XII en 1876 hasta la Dictadura de Primo de Rivera en 1923. Tras la proclamación de la II República se volvió a cambiar al nombre de «plaza de la Constitución» hasta el final de la Guerra Civil española cuando se recupera el popular nombre de «plaza Mayor», nombre que perdura hasta la actualidad.



Placa de azulejos indicador
de la Plaza de la Villa

PLAZA DE LA VILLA


La Plaza de la Villa está situada en el casco histórico de Madrid (España), junto a la calle Mayor, que conforma su cara septentrional. En ella tienen su origen tres pequeñas calles, correspondientes al primitivo trazado medieval de la ciudad: la del Codo aparece por el este, la del Cordón por el sur y la de Madrid por el oeste. 

En su contorno se encuentran las fachadas principales de tres edificios de gran valor histórico-artístico, levantados en diferentes siglos. El más antiguo es la Casa y Torre de los Lujanes (siglo XV), construido en estilo gótico-mudéjar, que se emplaza en la cara oriental de la plaza. 
Le siguen en antigüedad la Casa de Cisneros (siglo XVI), un palacio plateresco que cierra la parte meridional del recinto, y la Casa de la Villa (siglo XVII), de estilo barroco, una de las sedes del Ayuntamiento de Madrid, ubicada en la zona occidental de la plaza.

Vista panorámica de la Plaza de la Villa (©Vizuete)

HISTORIA


La Plaza de la Villa fue uno de los principales núcleos del Madrid medieval, dada su ubicación equidistante entre la puerta de Guadalajara y la de la Vega, dos de los accesos más importantes de la ciudad durante la Edad Media.

Antiguamente era conocida como Plaza de San Salvador, por la iglesia del mismo nombre que se alzaba en la calle Mayor, en cuyo pórtico se realizaban las sesiones del Ayuntamiento, y que en la actualidad es recordada por una lápida que se encuentra en el sitio donde se levantaba el templo (aproximadamente en el número 70 de la citada vía).

En el siglo XV, la Plaza de la Villa adoptó su actual denominación, coincidiendo con la otorgación del título de Noble y Leal Villa recibido por Madrid, de manos del rey Enrique IV de Castilla (1425-1474).

Casa y Torre de los Lujanes
Casa de los Lujanes (©Vizuete)


Estos dos edificios, construidos en estilo gótico-mudéjar, son los más antiguos que se conservan actualmente en la capital, entre los de carácter civil. Su construcción data del siglo XV y su nombre hace referencia a sus primeros propietarios, la familia de los Lujanes, ricos comerciantes de origen aragonés. De este linaje se conservan varios escudos, que aparecen en la portada gótica de la fachada principal.


Según la tradición, en la torre estuvo alojado el rey Francisco I de Francia (1494-1547), hecho prisionero en la batalla de Pavía (1525). Actualmente es la sede de la Real Academia de Ciencias Políticas y Morales.

Casa de Cisneros

Se trata de una casa-palacio, construida en estilo plateresco en el año 1537, a instancias de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal Cisneros(1436-1517), de quien toma su nombre.
La fachada que da a la Plaza de la Villa fue alzada a principios del siglo XX, cuando el Ayuntamiento de Madrid adquirió la propiedad del palacio y procedió a su reforma para integrarlo dentro de las dependencias de la Casa de la Villa. La remodelación, realizada en consonancia con las trazas originales, corrió a cargo del arquitecto Luis Bellido y González, a quien se debe también el pasadizo que une la Casa de Cisneros con el edificio del Ayuntamiento.
La fachada que da a la calle de Sacramento, que inicialmente era la principal, es la que reúne los mayores valores histórico-artísticos, ya que apenas fue modificada durante las citadas obras de reforma.
Según la tradición, este palacio sirvió de prisión a Antonio Pérez (1540-1611), secretario del rey Felipe II. En él nació el político Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones (1863-1950). El general Ramón María Narváez (1800-1868), uno de sus moradores, murió en este lugar.


Casa de la Villa

Frontal de la Casa de la Villa, sede del pleno del Municipal del
Ayuntamiento de Madrid (©Vizuete)


La llamada Casa de la Villa ocupa el antiguo solar de las casas del Marqués del Valle, D. Juan de Acuña, donde habitaba el Duque de Osuna D. Pedro Girón(1574-1624), cuando en el Jueves Santo de 1621 fue hecho preso por orden del rey.Antiguo Ayuntamiento de la villa de Madrid (1693-2007). A pesar de las diferentes opiniones, parece ser la más fiable, cuya construcción comenzó hacia 1645, a partir de un proyecto del arquitecto Juan Gómez de Mora, y que fue terminada en 1693. La galería de columnas toscanas de la fachada que da a la calle Mayor es obra de Juan de Villanueva (1789).
Es la sede del Ayuntamiento de Madrid, si bien desde el 5 de noviembre de 2007 la Alcaldía de Madrid se trasladó al Palacio de Comunicaciones, quedando este edificio prácticamente en exclusividad como sede del Pleno Municipal.

Monumento a Don Álvaro de Bazán,
obra de M. Benlliure (©Vizuete)
Monumento a Bazán

Con motivo del tercer centenario de la muerte del marino Don Álvaro de Bazán (1526-1588), en 1888 el Ayuntamiento decidió erigir un monumento en su memoria. Sin embargo, no se inauguró hasta el 19 de diciembre de 1891. Desde entonces figura en el centro de la plaza, y actualmente está rodeado por un amplio parterre.


El pedestal es obra del arquitecto Miguel Aguado y del escultor Mariano Benlliure (1862-1947), siendo este último el autor de la estatua de bronce. En el frente del pedestal figura la inscripción


"A / DON / ALVARO / DE / BAZAN"





y en la cara posterior los versos que D. Félix Lope de Vega y Carpio dedicó al homenajeado:
El fiero turco en Lepanto;
en la Tercera el francés;
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la Cruz de mi apellido
y por la cruz de mi espada.

Bazán aparece pisando una bandera turca, vestido con media armadura y banda de Capitán General de la Armada sobre su pecho, apoyando la mano izquierda sobre el pomo de su espada y portando en la derecha una bengala de general.